
Desde el caminar pausado de los días
veo esas manos.
Claras, traslúcidas, frágiles,
encantadas aves del alba.
Se deslizan en eterna danza
Perturban el sueño de las nubes.
Y pintando el horizonte de vientos
alcanzan el mar
en su cálido respiro.
Manos, manos mágicas…
Las conocí una vez, bajo otros soles.
Eran entonces jóvenes,
tocaban apenas sus primeros cielos.
Y hoy, plenas de tempestades y guerras
de cicatrices y heridas,
bailan al compás de cánticos celestes,
musitando palabras y silencios
a la noche.
Estuvieron en mis sueños tantas veces,
Indicaron el camino del verso,
abriendo sendas con su espada
y derrocando a la muerte ,
entregaron hálitos de vida.
Son frágiles y fuertes
jóvenes y antiguas.
Albergan luz y oscuridades
Guardan los secretos estelares,
misterios infinitos
de fines y comienzos.
Manos ,
Manos mágicas…
Manos místicas.
M. Eugenia Miranda L.
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