lunes, junio 01, 2009

REGRESO

Vuelvo a ti, mi silencio.
A tus horas calladas.
Al rumor que nadie escucha.
Al parpadeo mudo de los astros.

Intenté tomar otros senderos
y lastimaron mi piel las piedras del camino.
Destrozaron mis sueños palabras vacías
y mi sentir se vio invadido
de espejismos seductores.

Hoy vuelvo a ti.
A tus mares de vaivén inconfundible,
a tardes de crepúsculo ocre,
al concierto estelar
grabado en tus horas de movimiento leve.

Vuelvo a mis letras de navegar perpetuo,
a la búsqueda en arenas yermas
y guardo entre tus mares
las astillas que dejaron las batallas.

Sólo en ti existe el infinito.
Sólo tu mano antigua sabe guiar la mía
en el fluir de verdades eternas.
Mi territorio se encuentra dibujado
en cada esquina de tus vías celestes.

Por eso…
Abrígame
cubre de sonrisas mi acento melancólico
protégeme del dolor del vacío…


M. Eugenia Miranda L.