sábado, diciembre 26, 2009

BAHIA...
















He bautizado cada uno de tus días
con las letras de mi alma.
Iluminando tus mañanas con cántaros de rocío,
viviendo tu sabor entre mis propios aromas

He andado calles
con tu exhuberancia en las manos,
dilatando el tiempo entre arenas,
recibiendo el mar
como brebaje mágico, en el recipiente de mi piel.

Tu voz
hizo trizas la agonía que ensombrecía mis pasos.
La luz surgió como vendaval cálido.
Y se unieron tierra y agua
en un carnaval de comienzos.

Guardo entre mis labios tu acogida dulce,
fruta madura de carnes doradas
nacidas de la tierra generosa.

Bajo tu cielo ardiente no hay huella hacia el hastío
no tiene nombre la tristeza ni alas el desencanto.
Todo es movimiento cadencioso,
Cantar que cubre la brisa en su arrullo inagotable
M. Eugenia Miranda













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